2/7/11

AMAR Y RESPETAR AL PLANETA




                                                                                   

Muchos de nosotros expresamos amar la naturaleza y amar al planeta. Pero este amor, respeto y reconocimiento empieza realmente por casa. Es en los pequeños detalles de nuestra rutina diaria que comenzamos de verdad y mantenemos el cuidado por nuestro hermoso planeta.
Madre Tierra nos regala su sostén, vivimos sobre ella, nos regala sus frutos… si, nos lo regala pues de ella brota, aunque luego nosotros utilicemos a los intermediarios y paguemos por llevarlos a nuestras casas. Madre Tierra calma nuestra sed, nos lava… nos proporciona aire puro… nos cobija.
Madre Tierra es nuestro hogar colectivo.
Iniciemos por regresarle a Madre Tierra parte de lo que ella nos da tan generosamente con el simple hábito de recolectar todas las sobras de nuestros alimentos: cáscaras de frutas, tubérculos, verduras… los restos de las hortalizas… las sobras de nuestras comidas. En lo personal suelo mantener en mi cocina, al lado del fregadero, un envase con tapa en donde coloco TODO lo que va surgiendo como desperdicio mientras cocino. Esta recolección diaria luego la destino a un espacio en mi jardín, allí se convierte en un abono estupendo para las plantas. Sé que muchos pensarán y dirán que no tienen jardín y que por lo tanto no pueden acumular los sobrantes orgánicos producidos en la cocina. ¿Saben qué?... no siempre viví en un espacio con jardín… también viví en un apartamento, en un quinto piso y desde ese entonces realizaba esta práctica. ¿Cómo? abría agujeritos en latas vacías de leche y colocaba en el fondo un poquito de aserrín o arena, obtenía bolsas de tierra en los viveros y las almacenaba en un rinconcito del lavandero para agregarle cada noche una capita de tierra por encima de los desperdicios de la cocina y nunca tuve malos olores, ni moscas, ni ningún tipo de malestar en relación a eso. Luego conseguí un envase más grande, de esos que se utilizan para la basura, con tapa, y también lo agujereé por los lados e inicié el proceso con la capa absorbente de tierra, o arena, o aserrín en el fondo. Con estos pequeños envases obtenemos abono o compost de excelente calidad en muy poco tiempo y aunque vivamos en edificios, este abono nos permite disfrutar de unas plantas de interior muy hermosas y hasta de la posibilidad de cultivar un mini huerto en macetas, o cultivar hierbas aromáticas que luego enriquecen nuestra cocina. Este es un modo sencillo de REGRESARLE A LA MADRE TIERRA parte de lo que ella nos entrega a través de una relación recíproca diaria.
Algunas escuelas ya cuentan con programas de reciclaje y huertos escolares, así que también podríamos llevar de nuestras cocinas y hogares todos estos sobrantes para alimentar sus aboneras o composteros diariamente y enseñar a nuestros hijos, desde muy pequeños, el amor por la tierra.
Disponer con conciencia de nuestros desperdicios es AMOR EN ACCIÓN y no solo palabras.



Muchos de los seres humanos, han elegido vivir en selvas de concreto, con muy poco o cero contacto con la tierra, los árboles, las flores, las briznas de hierba… eso ha ido desconectando a la raza humana de la calidez del contacto con la naturaleza y sus maravillas. Es por medio de prácticas muy sencillas que nos reconectamos de nuevo: caminar conscientes y agradecidos de hacerlo sobre la superficie del planeta, plasmando UN BESO A LA TIERRA con cada paso que damos, llena el corazón de una sensación equilibrada de conexión… y esa maravilla de reconexión con nuestro planeta abre las puertas para que más pronto que lejos vivamos en lugares más armónicos, con mayores espacios, con aire más puro, con más paisaje alrededor.
Cabría también preguntarnos acerca de las actividades que realizamos para obtener el sustento diario. ¿El oficio, comercio, trabajo o actividad que realizamos está en equilibrio con el cuidado del planeta?... o en su defecto ¿contribuye a contaminar a nuestra amada Madre Tierra?... En este camino de despertar ya no nos es posible continuar sumergidos en la ignorancia y excusarnos detrás de un salario para continuar sosteniendo acciones que nos perjudiquen a todos, pues toda labor que contamina y daña al planeta perjudica a toda la vida en todas partes y, en cuanto nos damos cuenta de ello, ya no es viable continuar apoyando con nuestro trabajo diario a aquello que nos dañe a todos. Dejemos el temor y asumamos otras actividades. Miremos a nuestro alrededor y busquemos a otras personas que también quieran independizarse de toda actividad dañina. Iniciemos negocios, empresas y comercios coherentes con el cuidado amoroso al planeta, pues simplemente se traduciría en el cuidado amoroso por nosotros mismos también.
¡Hoy me atrevo a dejar atrás vanidades y “necesidades” superfluas y dañinas para el planeta y para la vida!... ¡Hoy asumo la valentía de velar por un planeta limpio, con aire y agua puros!...¡Hoy me atrevo a decidir vivir en un lugar más digno y en mayor contacto con la naturaleza!... Y doy gracias a Dios por ello!
¿Qué productos de limpieza utilizas?... ¿Tienes idea de lo altamente contaminantes que suelen ser la mayoría de estos productos?... Por favor infórmate, lee los paquetes y los envases pues algunos de ellos tienen en su información la buena noticia de ser BIODEGRADABLES… así que escógelos por encima de las demás ofertas. ¡Evita producir más basura por favor!...o, al menos disminuye al máximo la que ya produces. Lleva tus propias bolsas al mercado. Siente, en todo momento, que con la autoridad que te da la preservación del planeta puedes pedirle, muy amablemente, a alguien que veas botando basura en la calle, que utilice las papeleras o lugares adecuados para ello, hazlo con amor para que te escuchen.
Si el lugar en el cual vives lo permite, utiliza lo menos posible tu automóvil.
Si tus finanzas lo permiten, remodela lo antes posible tu vivienda  adaptando e incorporando energías alternativas no contaminantes: investiga, infórmate sobre esto!...
Bendice los bienes que todos recibimos de la Madre Tierra y agradece con tu día a día.