Cuando cobramos consciencia de la
suprema importancia de equilibrar nuestros pensamientos y emociones esto se
convierte en prioridad máxima en nuestras vidas, en nuestro día a día. Lo más
hermoso es que podemos intentarlo con intención de juego.
El contacto con la naturaleza nos
eleva, y esa elevación tiene un papel protagónico en la búsqueda de equilibrio
emocional y mental.
Luchar contra nuestros
pensamientos y emociones no deseadas apuesta a una pérdida de energía, de
tiempo y de triunfo, pues esta lucha simplemente los hace más poderosos. ¿Qué
hacer entonces?: sustituirlos por pensamientos y emociones positivos. ¿Y cómo
hacemos esto? Recomiendo ampliamente a las personas que acuden a consulta
agradecer en el momento en el cual “nos damos cuenta” del discurso, tormento o
monólogo mental en desequilibrio y, es justo en ese momento, que procedemos a
pensar en positivo.
En la Terapia Floral los elixires
sugieren, en la descripción de sus perfiles, afirmaciones y pensamientos
positivos asociados a las lecciones de vida que requerimos para equilibrarnos.
¡Es una ayuda maravillosa!... De pronto descubrimos que al surgir esa “causa”
mental y emocional, que tanto disturbio interno y externo nos trae, nos estamos
“reprogramando” literalmente con pensamientos que afirman: “Mi realidad es otra…”,
“Me siento bendecida…”, “¿Cómo podría ser mejor que esto?”, “¿Cuál es el bien
oculto que aún no logro ver?”, “Gracias por el aprendizaje, pero esta energía
no es mía y la dejo ir”, “Me amo, me acepto, me perdono, me apruebo”… y un
sinfín de tomas de conciencia que nos conecta con el soltar, con la alegría,
con el agradecimiento, con el merecimiento, con la voluntad, con la relajación,
con la concreción, con la liberación, con la admiración, con las ganas, la
vitalidad… con Dios…
El efecto suave, sutil, silencioso
de los elixires florales nos va equilibrando y rescatando nuestras mejores
cualidades que comienzan a mostrarse en nosotros mismos y también hacia afuera,
mejorando nuestras relaciones y nuestra percepción del mundo y la realidad.
Un tratamiento con Remedios
Florales no tiene nada que ver con CREER o no. Aunque se esté lleno de
escepticismo igualito van a funcionar. Los cambios son sutiles, pero la persona
se encontrará por ejemplo: durmiendo muchísimo mejor, apreciando más a sus
seres queridos, más tranquilo, con una visión “diferente” del mundo y las
personas que lo rodean… y una “reacción” también diferente hacia ese mundo y
gentes.
Las flores son para mí “Las
sonrisas de Dios en la Tierra”, y como tales nos brindan todas las cualidades
divinas repletas de esa bendición.
¡Agradezco profundamente la
oportunidad de compartir con los demás esta inmensa bendición que conozco como
Terapia Floral!